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jueves, 15 de mayo de 2014

OCTAVO DIA: TEL AVIV. ESTO SE ACABA...

Y llegó la última jornada del viaje. Como despedida, nos han dejado dormir un poquito más, y hoy la "levantada" ha sido a las 07h00. Recogida de maletas por parte del personal del hotel mientras desayunábamos, y a las 08h30 ya estábamos en carretera en dirección a Tel Aviv.

De salida, no llamó la atención la cantidad de tráfico que entra por las mañanas en Jerusalén. Y Eli, el chófer, nos explica que él todas las mañanas venía al hotel a las 06h30 para evitarse los atascos, que en determinados momentos de la mañana pueden llegar a las 2 horas.





Llegamos a Tel Aviv. Una ciudad moderna, de 450.000 habitantes. Lo primero que hacemos es una visita panorámica de la ciudad desde el autobús, recorriendo los principales edificios de la misma. Marcelo nos señala el lugar donde fue asesinado Isaac Rabin en 1995 por un estudiante de Derecho, mientras participaba en una manifestación por la paz. Es la foto que sigue a este párrafo. Y el Parque que lleva su nombre, la siguiente. 



También vemos la sede del Teatro Nacional, e infinidad de edificios de estilo Bauhaus, que es muy popular en Tel Aviv. Por cierto, Tel Aviv significa "Monte de Primavera".





A continuación, pasamos por la playa de camino a la antigua ciudad de Jope (ahora llamada Yafo), convertida ahora en un barrio de la ciudad donde encontramos infinidad de galerías de arte y tiendas de artesanía, y la sede del grupo artístico "Mayumaná". Los carteles de los nombres de las calles son muy artísticos y diferentes a lo que hemos visto hasta ahora.









Una visita al Parque Abrasha, desde donde disfrutamos de unas vistas espectaculares de la playa.









Y a continuación, una pequeña oración en la Iglesia de San Pedro, como despedida de nuestro viaje.








De camino al restaurante yemenita al que fuimos a comer, pasamos por un mercado. ¡Una auténtica explosión de olores y colores!









Y ya en el restaurante, dispuestos a disfrutar de una última comida en esta maravillosa tierra


Nos quedaba lo más pesado: ¡el regreso! Teníamos un montón de horas por delante, y había que pasarlas de la mejor forma posible. Y es que entre un pequeño retraso, las horas de vuelo y las de autobús desde Madrid, llegábamos a casa a las 4 de la mañana.

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