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sábado, 10 de mayo de 2014

CUARTO DÍA DE VIAJE: DE CAMINO A JERUSALÉN

Como viene siendo habitual, comenzamos nuestra jornada a las 06h00. Hoy abandonamos Tiberíades y nos encaminamos hacia Jerusalén.

Después de desayunar y cargar el equipaje en el autobús nos ponemos en marcha a las 07h30. Vamos a Yardenit, punto en el Río Jordán habilitado para la renovación de las Promesas Bautismales que hicieron por nosotros nuestros padres. De camino, el Padre Aísa nos ha hecho una reflexión muy bonita sobre el significado del Bautismo, nos ha hablado de la costumbre de los antiguos cristianos de sumergirse por completo, y el porqué de las vestiduras blancas a los recién bautizados, costumbre que hoy en día se mantiene.

El lugar es precioso, y muy bien acondicionado para actividades de grupos. Nos asignaron una capillita al aire libre donde pudimos realizar nuestra renovación.


















De ahí nos dirigimos al Monte Tabor ("Tabor" significa "ombligo"), donde encontraremos la Iglesia de la Transfiguración. Aquí, Jesús subió con tres discípulos para mostrarles su divinidad.

La subida al Monte Tabor se realiza en unos taxis-furgoneta de hasta 12 plazas. Como nuestra primera parada había sido en Yardenit, al llegar aquí tuvimos que esperar unos 30 minutos a nuestros taxis porque había grupos que llegaron antes que nosotros. Aún así, hemos podido adelantar nuestra Misa, programada para las 11h00, gracias a la amabilidad de un Padre franciscano de los que custodian el lugar. Y en vez dé hacerla en la Basílica, nos han habilitado una capilla sencilla en un costado donde hemos celebrado una misa en la que hemos reflexionado sobre la importancia de la Transfiguración. Las reflexiones e interpretaciones del Padre Aísa son muy enriquecedoras y clarificándolas del Evangelio (nos recuerda constantemente que hay que huir de la literalidad de los textos sagrados).

Previamente hemos realizado la visita de la Basílica y de las dos capillas laterales dedicadas a Moisés y a Elías, y después de la misa nuestro guía Marcelo nos ha subido a un mirador desde donde se ve una bonita panorámica del Valle del Armagedón.















Después del pequeño caos que supone la bajada en taxis (en cuanto se juntan unos cuantos grupos arriba se hace un poco de lío con el tráfico, dado que la carretera es muy estrecha) nos hemos puesto en marcha en dirección a Jericó, que significa "Luna". Es una de las ciudades más antiguas del mundo, con una datación estimada según el Carbono 14 de unos 10.000 años, probablemente del Neolítico. De la ciudad antigua no se puede ver prácticamente nada; hemos comido en un restaurante muy pintoresco, con una gran organización, que además tiene una tienda en la que igual venden dátiles, cremas del Mar Muerto, cálices y todo tipo de iconos, ropa, joyería, vinos de la tierra... Y al salir del restaurante, un pequeño paseo en bus hasta el sicómoro de Zaqueo y panorámica de la ciudad. Esto es Palestina, lugar prohibido a los israelitas, aunque Marcelo y Eli (nuestro chófer) se manejan bien en estos lugares.


























Y ahora sí, ¡a Jerusalén!, cruzando el Desierto de Judea. De camino Marcelo nos ha enseñado asentamientos beduinos, explicándonos que aunque tienen los mismos derechos (sanidad, prestaciones, etc) que cualquier otro ciudadano israelí, ellos prefieren vivir en esos asentamientos, en un estado que a nosotros nos parece bastante precario, la verdad...

Y llegamos a la Ciudad Santa. Con una población de 700.000 habitantes (más o menos como nuestra querida Zaragoza), el 10% de la población del Estado de Israel, la convivencia no es fácil entre las tres grandes religiones monoteístas.

Después de ir al hotel y deshacer el equipaje, hemos estado de descanso hasta la hora de la cena, que hoy ha sido ¡a las 18h30! Y es que teníamos preparada una excursión nocturna por la ciudad.

A las 20h00 hemos salido, y hemos empezado con una visita panorámica: el Centro de Convenciones, la zona gubernamental, llamada "de Ben Gurion", el Ministerio de Asuntos Exteriores, Cinema City, la Corte Suprema de Justicia (sufragada por la familia del Barón Rotchild... Hemos paseado hasta el Parlamento ("Knesset") y la estatua de la Menorah, donde Marcelo nos ha explicado la "Ley del Retorno", por la que cualquier persona que llegue al país y acredite que su padre o madre eran Israelíes, automáticamente tiene derecho a obtener la nacionalidad, manteniendo la suya de origen. También hemos visto el "Arpa del Rey David", el puente que construyó el arquitecto Calatrava por la nada despreciable cifra de 50 millones de euros (eso, en pesetas, son muchas...); y el Teatro de Jerusalén, sufragado por una familia petrolera de Venezuela.

Después hemos parado en un pequeño parque, desde el que se contempla una maravillosa vista de la Ciudad Antigua, y hemos hecho un brindis por el éxito de nuestro viaje.

Y tras hacer una breve parada frente a la Iglesia de Getsemany, que aunque la veremos de día su fachada iluminada es espectacular, nuestro chofer ha conseguido aparcar cerca de la Puerta de los Desperdicios y hemos accedido al interior de la muralla, encaminando nuestros pasos al Muro de las Lamentaciones, que aunque lo vemos en la visita de la ciudad no queríamos perdernos el ambiente por la noche, a la salida del Sabbat. ¡Impresionante! Mañana os contamos más.



























1 comentario:

  1. Fernando,te seguimos todos los días,vemos que estáis disfrutando el viaje como el año pasado y las niñas quieren verte en alguna foto a tí también. Disfrutad lo que os queda. Besicos desde Zaragoza. Piluca

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